Que hacer en Purmamarca
- kilometrosbohemios
- 26 abr 2020
- 5 Min. de lectura
Purmamarca
Abandonamos una de las siete maravillas del mundo y nos sumergimos en encanto norteño. esta vez nos toca hablar de uno de los pueblos más hermosos que tiene para ofrecernos la provincia de Jujuy, Purmamarca.
Este increíble lugar recibe gran cantidad de turistas y fotógrafos que se dejan deslumbrar por las diferentes atracciones que tiene este pueblito.
Purmamarca tiene para obsequiarnos la tranquilidad de sus pequeñas calles, que nos generan un sentimiento de desconexión incomparable; simplemente podemos perdernos con una botella de agua, una cámara de fotos y ganas de conocer la cultura local.

¿Qué hacer en Purmamarca?
Cerro de los siete colores: Este cerro es uno de los más fotografiados del noroeste argentino. Lo podemos encontrar a las espaldas de Purmamarca. El nombre proviene de la cantidad de colores que este refleja, estos varían desde los tonos anaranjados a los violetas, y pueden apreciarse con los primeros rayos del sol. El cerro nació en consecuencia de una compleja historia geológica en la zona (Sedimentos marinos, lacustres, y fluviales elevados por los movimientos tectónicos).
Se puede visitar a través de excursiones a pie, estos circuitos duran aproximadamente una hora y media de caminata, y debido a las características del lugar recomendamos madrugar para poder apreciar todo su esplendor. A sus alrededores, se podrán realizar safaris fotográficos, cabalgatas y recorrerlo en bicicleta.
Un dato importante: La época más adecuada para conocer el Cerro es de abril hasta octubre, ya que el cielo se encontrara despejado y las lluvias serán escasas, por lo que se podrá observar la majestuosidad de este lugar.
Otra actividad que se puede realizar es un pequeño senderismo por el Camino de los Colorados o escalar, y también se puede subir a los miradores para apreciar el pueblo.
Camino de los colorados: Es un circuito que recorre parte del río Tumbaya, que se encuentra del lado trasero del Cerro de los Siete Colores, y tiene una extensión de 3km de largo. Al finalizar el recorrido se llega al Mirador “El Porito”, el cual tiene vista panorámica hermosa e impactante. Este sendero nos sorprenderá con un gran contraste de colores, montañas que bordean el camino y un cielo digno de admirar. Por este motivo, es un gran atractivo visitado por fotógrafos de todo el mundo.
Dato importante: el terreno del camino es pedregoso, pero no representa grandes dificultades, por lo que recomendamos un calzado cómodo.
Cuesta del Lipan: Este es un intervalo de la ruta nacional 52, que une el pueblo de Purmamarca con Salinas Grandes. Este intervalo nos regalará postales hermosas y vistas deslumbrantes. Tiene alrededor de unos 17 Km de largo, y es una carretera con una gran dificultad para circular, ya que es doble sentido y posee curvas de hasta 180°. Este trayecto fue pavimentado en el año 1999, pero anteriormente por sus suelos bajaban las mulas que querían refrescarse en la quebrada.
Cabildo Colonial: Este cabildo fue construido en el Siglo XIX, mientras se celebraban las fiestas de la Revolución de Mayo, se encuentra ubicado frente a la plaza central. Es el cabildo más pequeño de Argentina, y es reconocido por su valor arquitectónico, histórico y social del lugar. Actualmente es sede cultural y centro de exposiciones.
Algarrobo Histórico: En el centro de Purmamarca, más específicamente sobre la calle Belgrano, a la izquierda de la iglesia, podemos encontrar uno de los símbolos históricos más importantes y más antiguos de la provincia: el “algarrobo histórico”. Posee cerca de 700 años de existencia, una altura de 13 metros y un diámetro de copa de entre 20 y 30 metros.
Según la leyenda, fue al pie de este algarrobo donde, en el año 1594, el cacique local Viltipoco, fue apresado por Francisco de Argañaraz y Murguía (gobernador de Jujuy por entonces) Al ser emboscado mientras dormía la siesta bajo su sombra. Además, el algarrobo fue testigo, a principios del Siglo XIX, de la campaña del General Manuel Belgrano, donde bajo su sombra los soldados y él descansaban. Iglesia Santa Rosa de Lima: La Iglesia fue construida a fines del siglo XVII, con materiales autóctonos que aún perduran, como por ejemplo los muros de adobe. La capilla fue declarada en el año 1941, Monumento Histórico Nacional. Todos los 30 agosto se realiza la celebración en honor a Santa Rosa de Lima, con homenajes a la virgen, y actividades como bailes, comidas típicas, pruebas de doma y habilidades de jinetes.
Leyenda del Cerro de los Siete Colores:
Hace mucho tiempo en un pueblito suspendido en la quebrada,
hoy llamado Purmamarca, no existía el color. Los lugareños,
cada vez que miraban a su alrededor, se ponían tristes,
cada vez más tristes…
Un paisaje monótono: los cerros unos iguales a otros, las
mañanas y las tardes muy silenciosas unas iguales a otras,
alguna casa de adobe acá y otra allá unas iguales a otras, un
guanaco, una vicuña, una llama caminando despaciosamente
unas iguales a otras.
La Pachamama fue quien tuvo una idea. No podía permitir
que de esa tierra brotara tristeza en vez de brotar alegría.
Decidió colorear el pueblito. Comenzaría haciendo pintar los
cerros y para ello llamó a los duendes, esos que habitan entre
las montañas, y les encomendó una ardua tarea: embellecerlos.
Les darían vida con colores y harían que provocaran admiración
a todo el que los mirara. Así se enamorarían de esa
tierra y nunca, nunca la abandonarían.
Como sería una sorpresa para descubrir cuando estuvieran
listos, los duendes-pintorcitos debían ser muy cautelosos. Necesitaban
hacer su “trabajo” de noche, cuando nadie los
viera. Para ayudar, llamó a Mama Quilla, la luna y a los cardones,
los vigías eternos. Ella iluminaría la oscuridad y ellos
guiarían por dónde pintar.
El plan se puso en marcha. Llegada la noche los duendecitos
prepararon los pinceles y los mojaron en los colores que
Pachamama había elegido. Usaron el rosa de los flamencos,
el rojo de los minerales del lugar, el verde de los pastos de los valles, el pardo terroso del centro de la tierra, el blanquecino
de las salinas, el dorado que Inti, el sol, le regaló… ellos
comenzaron a pintar y pintar tarareando una canción hermosa
y muy pegadiza que nadie podría escuchar.
¡Manos a la obra! La mágica pintura fue dejando destellos
de luz por aquí y por allá, fue haciendo ribetes en el cerro y
aún más…en el aire. Ahora hasta los ríos van tomando color
porque los pintorcitos enjuagan los pinceles en sus aguas.
También, como salpican, van cubriendo todo el paisaje, todos
lados… un verdadero arco iris. Todo es luz. Todo es color.
Todo es brillo.
Felices por su trabajo los duendes saltan, ríen y festejan.
Es su ofrenda a la Pachamama que los mira como felicitándolos
por la tarea cumplida. Mama Quilla se va ocultando y
ya llega Inti, que hace resplandecer el sol, para que con su
luz muestre qué ha sucedido en el cerro. La gente no puede
dejar de admirar, la gente no puede dejar de reír. La tristeza
se ha convertido en una pincelada de alegría.
Dicen que, aún hoy, todo el que observa el cerro se sonríe
y se arrodilla a dar las gracias porque entiende que allí hay
un regalo de los dioses. Dicen, también, que la gente aprendió
a cantar una coplita, aquella que tarareaban los pintorcitos,
la elevan al cielo en el crepúsculo como su inmenso agradecimiento
por traer la alegría al pueblo.
Leyenda de Jujuy
AUTORA; Cecilia Santoro
Del Libro “Ocurrió hace mucho tiempo…Leyendas de nuestra patria”.
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